Crypto Crash: ¿Qué pasa en el mercado de las criptomendas?

Durante las últimas semanas las noticias del ecosistema cripto se han posicionado en el centro de atención y no precisamente de la manera en que nos gustaría. Bancarrotas, despidos masivos y colapsos, son algunas de las palabras que adornan los titulares sobre productos y servicios cripto. Mientras algunos analistas afirman que el invierno de los activos digitales  llegó para quedarse, otros aseguran que los motivos de las pérdidas eran de esperarse por el contexto y solo queda holdear -almacenar los activos por un largo periodo de tiempo- y esperar a que el futuro venga a tocarnos la puerta con firmeza.

El contexto

Un año atrás, entre octubre y noviembre de 2021, Bitcoin tocaba su all time high, alcanzando un valor por arriba de los u$s 68.000 y esperaba batir la barrera de los u$s 100.000 más temprano que tarde. Sin embargo, desde ese entonces su valor ha caído hasta los u$s 16.000 al momento de escribir este artículo.

 

Gráfico: CoinMarketCap


Si bien no es la primera vez que el mercado de los cripto activos pasa por una situación parecida (ya en 2018 Bitcoin perdió más del 60% de su valor en un par de meses), el ecosistema que se ha construido alrededor de las dos monedas digitales más grandes del mercado -Bitcoin y Ethereum- durante el último tiempo es ahora el foco de la cuestión. Lo cierto es que no se trata ya de un grupo reducido de fanáticos de la criptografía y de los proyectos disruptivos quienes invierten en estos activos, como solía ser. Durante los años posteriores al auge cripto y con la libertad financiera como bandera, se crearon miles de startups con un objetivo en común: que más personas pudieran ser dueñas de su propio dinero, hacerlo crecer, enviarlo y recibirlo desde cualquier parte del mundo, de manera instantánea y sin ninguna institución financiera como intermediaria, a través de tecnología blockchain. La maduración de este mercado ha avanzado lo suficiente para sostener bancos virtuales, plataformas de pago, fintechs, exchanges, herramientas de desarrollo, proyectos digitales y empresas de todo tipo que se construyen bajo el ala de la descentralización. Este colapso que observamos se lleva consigo no solo la confianza que supieron construir, sino cientos de miles de puestos de trabajo y el avance que -decían- nos acercaba a un futuro lleno de oportunidades. 

El problema

Las criptomonedas son cada vez más accesibles para los inversores minoristas y, si bien comprenden un activo de alto riesgo, son la primera experiencia de inversión para una gran cantidad de usuarios. Esto, lejos de ser algo positivo, implica un problema por varias cuestiones, sobre todo en Argentina. En primer lugar, porque la educación financiera es aún deficiente y escasa en un país en el que la inflación supera el 100% anual y el dinero se desvaloriza segundo a segundo. La nula conciencia del riesgo que acarrea un activo tan volátil como las criptomonedas colisiona con la necesidad de administrar inteligentemente un salario que pocas veces se siente suficiente.

En segundo lugar, porque la pérdida de puestos de trabajo tan necesarios en este contexto y la poca expectativa de recupero en el corto plazo impacta directamente en la economía real. Menos trabajo, menos dinero circulante, menos consumo. Una fórmula difícilmente optimista. Por último, porque las fallas en la industria todavía son demasiadas y sus consecuencias realmente peligrosas en un mundo en el que hasta el más mínimo error o signo de falta de transparencia es condenado masivamente. El comportamiento de las masas puede destruir el mercado -ya lo hemos visto- y es mejor ser precavidos. Quizás, las noticias poco alentadoras de la industria cripto nos demuestran que, después de todo, la regulación financiera aún no está lista para dar lugar a la descentralización y tampoco nosotros, los usuarios. Inversores sin acceso a sus cuentas, sin poder retirar sus fondos, viendo sus activos desvanecerse de la noche a la mañana y, de la vereda contraria, CEOs (ya no tan) millonarios escribiendo irrelevantes descargos en redes sociales. El panorama es incierto.

El futuro

El ecosistema de las criptomonedas enfrenta una crisis de desconfianza en medio de una sociedad que experimenta el mundo post-pandemia con todas sus consecuencias: inflación desenfrenada, devaluación, desempleo, créditos inaccesibles, suba de tasa de interés, endeudamiento, menos inversión y baja demanda. En un mercado peer-to-peer, desregulado y sin protección institucional lo último que debe perderse es la confianza. De aquí en adelante veremos si realmente la caída de las criptomonedas es consecuencia de un contexto delirante y su verdadero valor es capaz de reflotar nuevamente, o si la innovación que proponen ha llegado demasiado temprano. Solo queda holdear la confianza para quienes estamos dentro o salir a tiempo y asumir las pérdidas -o los arrepentimientos futuros-.

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