Contexto
Hace ya tiempo que los usuarios están dejando de lado el sistema financiero tradicional y virando hacia un nuevo modo de administrar su dinero. Más sencillo, rápido, al alcance y con la tecnología como puente, las alternativas que surgieron gracias al auge de las criptomonedas y las cadenas de bloques -o blockchain- responden a una necesidad actual y cada vez más latente de manejar el propio dinero con libertad y la seguridad de los contratos inteligentes.
La post-pandemia sembró dudas sobre la capacidad del Estado y las instituciones de administrar el dinero en países de todo el mundo. Emisión monetaria descontrolada, regulaciones prohibitivas, control excesivo y otras medidas del estilo lograron que más y más usuarios eligieran vías alternativas para administrar su capital. De pronto, generaciones enteras que no conocían la inflación comenzaron a descubrir que los bancos tradicionales no eran la mejor opción para reservar su dinero y que debían buscar otras oportunidades más rentables o seguras.
Según un informe publicado por la Americas Market Intelligence (AMI) en base a 400 encuestas realizadas a personas de Brasil, México, Perú y Argentina en septiembre de 2021, el 12% de los argentinos compró criptoactivos en algún momento de su vida, mientras que entre los peruanos fue un 5%, entre mexicanos un 6% y entre brasileños un 7% .
El relevamiento arrojó que 1 de cada 2 argentinos usaría criptomonedas. Mientras que el 34% de quienes usan o usaron estos activos digitales lo hacen porque no son sensibles a la inflación. Esta es una de las claves de la adopción cripto en el país: muchos de sus usuarios tienen como prioridad escapar a la crisis financiera.
Por otro lado, en países como Argentina, en el que la compra de dólares para el ahorro a través de vías avaladas por el Estado se encuentra realmente limitada, los ciudadanos se hallan ante la necesidad de nuevas formas de resguardar su capital de la inflación y la devaluación.
Además, la globalización y la posibilidad de acceder a productos y servicios de todas partes del mundo también motivó a vencer las barreras que existen para el intercambio de divisas entre los distintos países.
El contexto económico y social abrieron la puerta a una novedosa manera de pensar las finanzas que no solo responde a una cuestión monetaria, sino filosófica: el deseo de manejar el fruto del trabajo sin trabas, sin limitaciones y sin controles absurdos.
Finanzas Descentralizadas y su importancia
Las Finanzas Descentralizadas (DeFi) entran al juego como un modo de realizar transacciones sin depender de una única autoridad reguladora, lo cual ofrece mayores libertades a la hora de decidir qué hacer con los propios activos. En las finanzas descentralizadas, los intercambios se realizan a través de procesos automatizados y registrados en cadenas de bloques, tecnologías que permiten registrar los datos de la operación de forma segura, inalterable y transparente.
La innovación es el factor clave en este punto, en las finanzas descentralizadas no hay personas o entidades que medien los intercambios: los códigos abiertos hacen de reguladores y aseguran trazabilidad. Su principal ventaja es que el usuario es el único que tiene el control y poder de decisión sobre los activos en su billetera virtual.
Otro punto a favor de las DeFi es su accesibilidad, cualquier persona puede participar de estos novedosos sistemas financieros y acceder a préstamos, financiación, recibir y enviar pagos desde cualquier parte del mundo, incluso sin estar bancarizados por vías tradicionales. Sin barreras, limitaciones, ni compartir información personal, las DeFi son totalmente abiertas.
¿Qué brindan las DeFI?
Entre otras cosas:
- Posibilidad de intercambiar activos digitales, como criptomonedas, de manera rápida, segura y sin regulaciones fiscales.
- Acceso a crédito a tasas de interés competitivas, emitidos de personas (prestadoras) hacia otras personas (tomadoras).
- Gestión de activos a través de inversiones de diverso riesgo y plazo.
Posibilidades a futuro
En Argentina, el acceso a créditos hipotecarios es el más bajo de la región en porcentaje del PBI. El sueño de la casa propia se volvió una utopía y, en un contexto inflacionario sostenido, conseguir el financiamiento para adquirir una vivienda es una misión imposible.
Según la consultora Reporte Inmobiliario, un trabajador que percibe un salario medio debería invertir todo su ingreso durante 14,2 años para ser capaz de comprar un departamento de dos ambientes de 42 metros cuadrados usado estándar en la ciudad de Buenos Aires. La ausencia de nuevos instrumentos y el aumento del precio del metro cuadrado llevaron a que la casa propia sea, para la mayoría, tan solo una ilusión.
En este sentido, el futuro se deja ver: ya existen compañías tecnológicas que brindan préstamos hipotecarios en criptomonedas, tales como Milo, con sede en Miami. Si bien actualmente los requisitos económicos son altos y difíciles de obtener, esta alternativa da paso a un nuevo mundo lleno de posibilidades. Son los individuos, a través de la tecnología, quienes toman las decisiones en el mundo de hoy.